Una sociedad basada en derechos debe conocerlos, divulgarlos y visibilizarlos en su actuación. El negocio y las relaciones organizacionales deben incorporar estos derechos para ser coherentes con la sociedad a la que aspiramos en el siglo XXI. Transformar nuestra actuación no será posible si no se comprende que todo derecho trae consigo una obligación, y que el respeto por los derechos humanos incluidos los ambientales es la ruta para un nuevo contexto sostenible tanto para las empresas como para la humanidad.